Derechos Humanos

Otro día de justicia

Por Redacción ACN • 23/02/2021 00:01 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Culminó el 12º juicio de lesa humanidad en Córdoba con ocho condenas a cadena perpetua, dieciocho años para otros cinco represores y dos absoluciones.

La familia Soulier, muchos años de lucha para llegar a una sentencia que arroje verdad y garantice justicia.

En el abrazo final entre Julia y Sebastián Soulier estaban los 44 años de incansable lucha, la victoria de la Memoria sobre el olvido, la Verdad sobre la mentira y la Justicia sobre la impunidad. En ese abrazo estábamos todes, así dicho con las palabras que reconocen los derechos y la inclusión. Eso por lo que lucharon Adriana, Juan Carlos y Luis Roberto. Madre, padre y tío de Sebastián; hermanos y cuñada de Julia. Era el abrazo de la familia Soulier, pero cobijaba a la sociedad que no puede ni debe olvidar.

Hoy pasadas las 15 horas en el Tribunal Oral Criminal Federal Número 1 presidido por la jueza Carolina Prado, Jaime Díaz Gavier y Julián Falcucci, se leyó sentencia de la causa Diedrichs-Herrera que juzgó distintos delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura cívico militar como secuestro, tortura y asesinatos.  En total, las víctimas son 43, de las cuales 37 permanecen aún desaparecidas o fueron asesinadas. Fueron condenados con cadenas perpetuas los represores ex militares Luis Gustavo Diedrichs, Jorge Exequiel Acosta, Ernesto Guillermo Barreiro, Héctor Pedro Vergéz y Carlos Alberto Díaz,  además de Ricardo Alberto Lardone, Arnoldo José López y Emilio Morard, personal civil de Inteligencia del Ejército. Con 18 años de prisión fueron condenados Gómez, Jabour, Lucero, Molina y Yanicelli,, mientras que Grandinetti y Meira fueron absueltos

Un grupo reducido de familiares y militantes estuvieron en la explanada de tribunales a la mañana en la primera parte de la audiencia y a la tarde para la lectura de la sentencia. La Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos había colocado un camión con una pantalla para que los presentes pudieran seguir en vivo la instancia final. Cuando la presidenta del tribunal, Carolina Prado leyó la primera condena a cadena perpetua para Diedrichs, la gente aplaudió con emoción. El tribunal leía las condenas y el aplauso bajaba en forma de obstinada convicción. Por los años de impunidad, por la resistencia al olvido, por las y los jóvenes que levantan las mismas banderas. La pandemia no permitió gente en las calles como si hubo en otras ocasiones. Fue un grupo más limitado en número, pero en esa arenga final “Compañeros desaparecidos ¡Presentes!, estuvieron miles, en definitiva, todos.

Los imputados

Los principales imputados en el juicio que acaba de finalizar fueron el coronel retirado Luis Diedrichs y el sargento ayudante José Hugo Herrera (fallecido el 14 de enero pasado) acusados de los secuestros y torturas de 43 personas, cometidos entre los meses de marzo a septiembre de 1976; de las cuales 36 fueron asesinadas o permanecen aún hoy como desaparecidas. Diedrichs y Herrera ya fueron condenados en la megacausa La Perla, Diedrichs goza de prisión domiciliaria en su casa de Traslasierra (donde fue repudiado) y Herrera murió en su domicilio. El juicio inicialmente tenía más imputados, sin embargo 4 de ellos han fallecido o bien fueron apartados por cuestiones de salud. Además, fueron juzgados otros 18 militares y policías que participaron de los operativos ilegales en el marco del terrorismo de Estado, entre los que destacan el capitán carapintada Ernesto Guillermo Barreiro –responsable del alzamiento de Semana Santa-; el militar y abogado Carlos Horacio Meira, defensor de represores en las causas Base Naval I y La Cueva I de Mar del Plata; y en la causa La Perla; también fue juzgado el ex jefe de la organización Comando Libertadores de América, capitán Héctor Pedro Vergez y el comisario Carlos Yanicelli, uno de los integrantes del Departamento de Informaciones D-2 de la Policía cordobesa. De estos imputados, tres están libres, 11 gozan del beneficio de prisión domiciliaria y sólo cuatro se encuentran detenidos, uno de ellos en Campo de Mayo y los otros en el complejo carcelario de Bouwer. Varios llegaron al juicio con condenas previas en otros casos de lesa humanidad.

La mayoría de las 43 víctimas de la causa Diedrichs-Herrera, trabajadores y estudiantes universitarios militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), la organización política ligada a la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). También hubo víctimas que militaban en Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL-22) de orientación peronista; un dirigente de la Juventud Radical de la Capital y dos estudiantes secundarios del colegio universitario “Manuel Belgrano”.

Algunas de las víctimas

Uno de los testigos del juicio fue Sebastián Soulier, hijo de Juan Carlos Soulier Guillén y Adriana Díaz Ríos. Los tres fueron secuestrados la noche del 15 de agosto de 1976 de su casa en barrio Villa Páez. Sebastián era un bebé de sólo cinco meses de vida. Su papá Juan Carlos estuvo secuestrado en el centro clandestino de detención Departamento de Informaciones 2 de la Policía cordobesa (D-2) y de allí lo trasladaron a La Perla junto a Adriana. La pareja continúa desaparecida y los abuelos de Sebastián pudieron recuperarlo. “La nuestra fue una de las familias que se presentó en el marco de esas causas y hoy, después de 44 años, llega el juicio por los casos de mi padre, de mi madre, de mi tío, de mi abuelo, por mi causa también y por otras víctimas más, con las que sumamos 43”, señaló Sebastián.

Por su parte, Roberto “Coco” Jaeggi, ex dirigente radical y hermano del delegado sindical Angel Gustavo Jaeggi Díaz señaló: “Este juicio es la culminación de un largo proceso que marcó toda mi vida. Con mi hermano mayor teníamos una relación muy fuerte. Nuestro padre era muy mayor, por eso mi hermano me adoptó como un hijo”.

En el juicio también declararó una sobreviviente que estando embarazada salvó su vida pero vio cuándo y quiénes secuestraron a su esposo. María del Carmen Pieri y su esposo Adrián José Ferreyra, ambos militantes del PRT fueron detenidos el 29 de marzo de 1976 en Media Naranja, un pueblito del norte cordobés, y llevados a la comisaría de Cruz del Eje. A su esposo lo interrogó el capitán del Ejército, Arturo Grandinetti, interventor municipal de Cruz del Eje. Adrián José Ferreyra continúa desaparecido y el testimonio de su viuda María del Carmen Pieri involucró directamente al capitán Grandinetti y al teniente Meira; ambos juzgados por primera vez por delitos de lesa humanidad, que hoy resultaron sobreseídos.

También integran la nómina de víctimas Yolanda Mabel Dámora Delgado  y José Alberto García Solá , quienes eran cuñados (José estaba casado con María Ester Dámora, hermana de Yolanda), compañeros de estudio y militancia, secuestrados el 11 de mayo del 76 en su casa de Alta Córdoba, y Graciela Haydee Torres, secuestrada el 29 de junio de 1976  en su casa de barrio Observatorio y asesinada el 8 de julio cerca de la localidad de Tanti. Sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense y restituidos a la familia en 2005. García Solá y Yolanda Dámora eran conocidos estudiantes de la actual Facultad de Ciencias de la Comunicación.