Córdoba, la Docta

Los terciarios en pie de lucha

Por Lucía Gregorczuk • 13/12/2020 14:00 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

El Ministerio de Educación de Córdoba dio marcha atrás con la idea de establecer un cupo mínimo de 30 ingresantes, sin embargo aún no dio de baja el memorándum original y siguen vigentes diversos reclamos.

El conflicto de docentes terciarios con el Ministerio de Educación de Córdoba ha demostrado que además de las políticas ponen en jaque a los institutos de educación popular, comunitarios y estatales también quedan pendientes diversos problemas que abarcan desde la precarización e inestabilidad laboral, hasta los que se cuelan en ámbitos personales a través de la virtualidad.

Antes de finalizar la semana y luego de una serie de marchas en distintos puntos de la provincia, el Ministerio de Educación de Córdoba hizo una aclaración dando «marcha atrás» con la idea de establecer un cupo mínimo de 30 ingresantes, pero aún no anuló el memorándum anterior. 

Este cupo fue presentado en el memorándum 03/20, el pasado 2 de diciembre y pretendía ser una condición a cumplir para garantizar la apertura de carreras de nivel superior en los institutos de formación docente y en los de formación técnica de nivel estatal en toda la provincia.

En uno de sus apartados, señalaba que “la habilitación de apertura de los cursos se otorgará a medida que se complete la matrícula definitiva mínima de 30 estudiantes inscriptos”.

UEPC se mencionó al respecto en un comunicado señalando que «esta decisión resulta inoportuna y descontextualizada, ya que estamos cursando un periodo extraordinario donde los Directivos y Docentes de las Instituciones Educativas de Nivel Superior están llevando a cabo ingentes esfuerzos en condiciones difíciles y desiguales para sostener la actividad educativa; donde la heterogeneidad de conectividad y acceso a dispositivos tecnológicos se ha constituido en un serio problema para docentes y estudiantes; donde no resulta posible articular de forma eficiente y participativa con todos los actores de los Institutos de Nivel Superior la construcción de propuestas y acciones conducentes a fortalecer la matrícula en los mismos».

Al respecto los docentes y estudiantes de terciarios autoconvocados y de distintas agrupaciones, señalaron en un comunicado propio que esta disposición evidenciaba “el desconocimiento de la realidad de los institutos terciarios del interior, donde solo algunas carreras logran una matrícula con ese número”.

El mismo comunicado apuntaba al gobierno al indicar que si no es posible llegar a un cupo de matrículas, es por “años de desidia y de precarización del Nivel”, ya que las instituciones sostienen planes de educación variados, accesibles y de calidad. 

Por esto mismo, el miércoles 9 se realizaron movilizaciones en la ciudad de Almafuerte, Córdoba, Cosquín, Laboulaye, Marcos Juárez, Río Tercero, Unquillo, Ucacha y Villa María, en las que se levantaron diversas consignas entre ellas el rechazo a las disposiciones del memorándum 03/20.

En este conflicto, entre la seguidilla de comunicados que se intercambiaron entre los ISFD (Instituto Superior de Formación Docente) y los ISFT (Instituto Superior de Formación Terciaria), con la UEPC y el Ministerio, los reclamos de los docentes y estudiantes dejaban al descubierto una variedad de problemáticas que el sistema educativo viene arrastrando por la precarización y el abandono gubernamental.

Lo que quedó en el tintero

En los comunicados de los IFSD e IFST, se deja en claro que las consignas elevadas en las movilizaciones cubren un terreno más extenso.

Primero, se destaca como un dato preocupante el hecho de que desde 2008 ningún docente ha sido titularizado en horas cátedras ni ha recibido un cargo de nivel. Son 12 años de mantener planillas donde permanecen cargos enquistados, no se renueva la planta por los docentes jubilados y, sobre todo, se precariza con contratos limitados a docentes que pierden sus horas durante el verano (por lo tanto no cobran vacaciones), para volver a ser tomados al año siguiente. 

A esto se suma la necesidad de capacitaciones gratuitas, ya que en muchos casos los cursos o talleres (incluso los obligatorios) deben ser pagados por sus propios sueldos devaluados por la inflación.

Con perspectiva de género, una de las denuncias indica que la mayoría de las docentes son mujeres que no sólo deben lidiar con una carga horaria triplicada por las condiciones de la pandemia y la educación virtual, sino que también muchas maternan, son jefas de hogar o cumplen con el trabajo no remunerado de cuidado de algún familiar o limpieza y administración de sus casas.

Con respecto a la carga horaria se reclama que las condiciones de trabajo son a destajo, algo que también señala UEPC, sobre todo en la era de las clases virtuales. Se vulneran varios derechos, como la posibilidad de obtener una carpeta médica por enfermedad, hasta la sobrecarga laboral y el trabajo que se extiende hasta los fines de semana. 

A estas horas cátedra extras, que no son contempladas, se suma que los dispositivos escolares irrumpen y se instalan en la vida privada y familiar. Son pocas las horas de calidad, descanso y ocio que un docente puede pretender.

Asimismo, no es menor el detalle de que la disponibilidad de los dispositivos tecnológicos, la conexión y el uso de los datos, recaen totalmente en los bolsillos y la responsabilidad de los docentes. Incluso hay algunos que cargan datos a los celulares de los alumnos más vulnerados por el sistema de educación virtual que ha improvisado la provincia (y el país) durante esta pandemia.

Otra de las problemáticas señaladas es que muchos institutos no cuentan con edificio propio desde hace décadas y funcionan en edificios que comparten con otras instituciones, a pesar del reconocimiento que puedan tener por su impronta o trayectoria. 

En este panorama, que el Ministerio de Educación de la Provincia haya retrocedido en el cupo que implementa la 03/20 es de poco alivio. Hay una gran necesidad de que la provincia se involucre en la mejora del sistema educativo terciario, escuchando las voces de docentes, estudiantes y personal directivo.

Estas instituciones proveen títulos intermedios, prácticas, salidas laborales y transforman el entorno y las personas, ya que la comunidad educativa se involucra no sólo en las aulas, sino también con la realidad de los barrios, los clubes y las instituciones que las rodean.