COVID-19

“Los resultados de la Sputnik en mayores de 60 serían altamente favorables”

El infectólogo Ricardo Lamberghini deploró la campaña en contra de la vacuna rusa, anticipó que el 5 de enero llegaría al país una nueva remesa y que la Argentina estaría nominada dentro del concierto de naciones en el mundo donde se fabricarían las dosis del Instituto Gamaleya.

«Muchos cargaron contra la vacuna rusa con mala intención», asegura el médico infectólogo cordobés Ricardo Lamberghini.

“El próximo 5 de enero llegaría al país una nueva remesa de la vacuna Sputnik, que se suma al envío confirmado para el 23 de diciembre. Con las primeras dosis se inmunizará seguramente al personal de salud y quizás a las personas que superen los 85 años, pero creo que entre enero y febrero los mayores de 65 y demás grupos vulnerables también estarán vacunados”. Cautelosamente, porque “todo es nuevo y todo es relativo”, el médico infectólogo Ricardo Lamberghini comparte con ACNoticias estos anticipos.

Ricardo Lamberghini.

Lamberghini forma parte de un grupo de expertos que asesora al Ministerio de Salud de la provincia desde que se desató la pandemia y es Coordinador de Control de Infecciones en el Instituto Oulton. Pese a no estar involucrado en la campaña que se llevará a cabo en Córdoba, el profesional explica que “hay muchas dificultades a nivel mundial para conseguir vacunas” y que la provincia estará atada a lo que se haga desde el sistema nacional. “La mayor parte de las escasas dosis que lleguen primero, eventualmente podría quedar en AMBA, aunque no tengo información al respecto, pero allí es donde está el ´incendio´, y luego se privilegiarían las provincias con más concentración poblacional como Santa Fe, Córdoba y Mendoza y aquellas que están teniendo más contagios”. Confía, no obstante, en lo anunciado por el ministro de Salud Ginés González García, cuando aseguró que “la distribución será equitativa y simultánea en todo el país”.

Respecto del comportamiento de la pandemia en el futuro cercano, el profesional niega que se pueda decir que la primera ola haya pasado. “Nos estamos manejando en las borrascosas aguas de la pandemia, con un amesetamiento alto de casos y ante la inconducta muchas veces grosera de la población; cuando haya un rebrote va a ser complicado porque partimos de un piso alto, de 7 mil contagios por día”. “Ojalá me equivoque –ruega- pero el pronóstico no es halagüeño”. Pese a que reconoce que en Córdoba se ha trabajado mucho y bien (aunque no está de acuerdo con las excesivas aperturas), “estamos viendo que la situación superó hasta a aquellos países con los sistemas sanitarios más robustos del mundo, como Alemania, el Reino Unido o España”.

Críticas a la Sputnik

“Muchos cargaron sus críticas contra la vacuna rusa con mala intención”, se lamenta luego de explicar que el Instituyo Gamaleya (donde se desarrolla Sputnik) tiene un altísimo prestigio a nivel internacional, “pero no publica sus investigaciones en revistas de este lado del mundo”. Lamberghini manifiesta, no obstante, que existe información suficiente para asegurar que su plataforma vacunal es altamente probada, ya que fue aplicada previamente en la inmunización contra el virus Mers y Ebola. Tanto es así, que el Instituto Gamaleya y la farmacéutica AstraZeneca (Inglaterra) anunciaron hace unos días que trabajarán en conjunto desde el lunes próximo para unir vectores de las vacunas contra el Covid-19 que ambos desarrollaron, con el objetivo de optimizar las dosis.

Lamberghini explicó también que la Sputnik que se está elaborando en el instituto Gamaleya de Moscú es para los rusos. Luego, salvo las primeras remesas, las dosis que lleguen a la Argentina serán las fabricadas en otras naciones. Sin embargo, anticipó un dato hasta ahora inédito: existiría la factibilidad de que comiencen a desarrollarse en el país. “Además de la India,  Brasil y Sudáfrica se menciona también la posibilidad de otro país para producir la vacuna, y ese ´otro país´ podría ser la Argentina”, interpreta según información que se maneja a nivel internacional.

Respecto de la polémica que se fogoneó en Argentina por su aplicación en los mayores de 60, el profesional informa que se intentó confundir en base a lo que es el  procedimiento en la aplicación de las fases, dentro del proceso de investigación para lograr eficacia y seguridad. “En la fase II –indica- no se prueba en grupos vulnerables, sino en adultos jóvenes y sanos, para no comprometer a personas con mayor riesgo. Sin embargo, Rusia ya concluyó con la fase III en la que se inoculó a adultos mayores, y en las próximas semanas se publicarían en la revista ´The Lancet´ sus resultados, que serían favorables”.

Campaña de desinformación

“La discusión por los mayores de 60, la necesidad de no tomar alcohol después de la inmunización… son todos dardos que persiguen el mismo objetivo: desprestigiar a la vacuna rusa por razones ideológicas”, deplora el especialista, calificando esa realidad como grave porque “se alienta de esa manera a los sectores antivacunas y se genera una campaña de desinformación muy dañina porque, para que una pandemia se controle, es necesario que el 70 por ciento de la población esté vacunada”. Lo cierto es que la Sputnik tendría curso favorable para los mayores de 60, resta aún que se expidan los entes regulatorios, como el Anmat en la Argentina que “es una institución muy reconocida a nivel internacional y formada por profesionales que son muy severos a la hora de analizar los datos”, argumenta.

Lamberghini critica los manejos de la  farmacéutica Pfizer y la compañía de biotecnología BioNTech, que están planteando a la Argentina nuevas regulaciones inadmisibles para entregar las vacunas porque “gran parte de los voluntarios para las pruebas fueron argentinos, quien dirigió la investigación es argentino (el infectólogo Fernando Polack) y ahora privilegian a los países ricos que tienen dólares”.  Básicamente, el especialista se refiere al acuerdo que nuestro país tenía con la farmacéutica para lo cual se sancionó una ley. “Luego, a la hora de concretar la entrega, desconocieron todo, pidieron otra ley y un nuevo acuerdo que los exculpara de cualquier responsabilidad de efectos indeseables de la vacuna… aunque se sigue negociando, considero que esas condiciones son inaceptables para el país”, dice.

Por último, el especialista se refiere a las asimetrías internacionales en materia de recursos de salud: “Los pobres no tienen ni cómo empezar a inmunizar a sus adultos mayores o al personal de salud: los países ricos (como Canadá) tendrían entre tres y cuatro dosis por habitante y, en el otro extremo, el ministro de Salud de Mozambique calcula que lograrán controlar el brote recién en 2023”. A esto, la pandemia no lo cambió.