Ambiente y sustentabilidad

El «cordobecinismo»: las rarezas de Córdoba en el día mundial de la tierra

Por Emilio Iosa* • 22/04/2021 17:18 • Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

*Médico Magister en Salud Pública

Sin dudas es raro que un puente cueste 70 millones de dólares… Pero más raro es, que mientras se pudre el agua que beben los cordobeses y el sistema de salud pública se deteriora cada vez más, el Gobierno de la provincia priorice construir una autovía, que nos lleve más rápido hacia el abismo.

Esta opinión no es vinculante, como no es vinculante ninguna de las intervenciones que cada ciudadano hará en la Audiencia Pública Ambiental por la Autovía de Punilla. Esa modalidad y esa plataforma han sido impuestas por el gobierno provincial para garantizar, que al menos en lo formal, la participación popular en las decisiones gubernamentales parezca garantizada.

Me llamó la atención la foto del puente José Manuel de la Sota con el barbijo, porque me dejó pensando si era un acto de cinismo político o una imagen surgida de un cerebro totalmente ajeno a los problemas sanitarios, ambientales y económicos de Córdoba.

Nuestra provincia, nuevamente al borde del default, tiene una deuda internacional que supera los 1650 millones de dólares. Esto implica estar al borde de la quiebra y requerir refinanciar el neto y los intrereses en dólares, o pagar el valor equivalente diario a cinco hospitales modulares para Covid durante un año.

Cinco hospitales diarios durante un año o uno por día durante cinco años…

En este contexto de endeudamiento recesivo, el deterioro cualitativo del agua de la que beben todos los cordobeses crece al mismo ritmo que suben los intereses de nuestra deuda provincial en dólares. Este deterioro no sólo atenta contra la salud de la población que nos visita, contra la de cada vecino de Punilla y de la ciudad capital, sino que pone en riesgo la economía regional de todo el valle: el turismo.

Mientras el agua de la que vivimos se pudre rápidamente y se contamina de manera alarmante, el gobierno propone como prioridad para el desarrollo sostenible de la provincia hacer una autovía multimillonaria, y en lugar de endeudar a nuestras familias, al menos para financiar la redistribución de la riqueza, nos endeuda para concentrar la riqueza en un grupo minúsculo de amigos del poder.

He aquí lo que puede llamarse desde lo político «El Cordobecinismo». Pero creo fervientemente que hay una alternativa a esta locura y tiene que ver con la conciencia ciudadana de que el poder real está en la construcción de un nuevo pacto Ecosocial que garantice que cada moneda invertida en Córdoba, estará destinada a obras prioritarias para la sostenibilidad de la vida. Saneamiento, salud pùblica de calidad, educación de primer nivel, sueldos dignos. Entiendo que eso no tiene retorno en el corto plazo para los amigos de lo ajeno. Pero apostar a seguir haciendo obras faraónicas no prioritarias en el desierto cordobès fundido, no tendrà retorno a largo plazo para nadie.

Córdoba también puede despertar. Creo que tenemos que animarnos a construir una Córdoba Despierta y sostenible.